viernes, 9 de noviembre de 2012

Posibilidades


Cuando consideramos que las divisiones arqueológicas de la Prehistoria se extienden por ámplios períodos de tiempo que comprenden desde los cuatro mil años del Solutrense hasta el millón y medio largo de años en que se encuandra el tecnocomplejo Olduvayense, es muy curiosa la impresión común de que es un período poco interesante por lo que se percibe como falto de sofisticación o, de lo que es extremadamente sorprendente, «que no pasa nada», como si el tiempo no hubiese transcurrido a la misma velocidad para los hombres prehistóricos, en su día a día, como si los sucesos y acontecimientos de la dimensión humana no hubiesen tenido la frecuencia que tienen en nuestras vidas hasta el advenimiento de la civilización y -qué curioso- la escritura.

Pero es precisamente ese último detalle el que nos da la clave de que se trata de una falsa impresión, una distorsión producida por el prejuicio del efecto observador; como no tenemos testimonios historiados, solo registro arqueológico, no podemos afirmar que sus vidas estuvieron tan llenas de acontecimientos diversos como las nuestras. Lo cual es, por supuesto, un sinsentido. De la misma forma podemos aplicar los mismos principios reductivistas a cualquier momento histórico y ningunearlo.

Lo malo es que tal distorsión perceptiva es utilizada despiadadamente por la sempiterna propaganda que aquellas épocas que, como la nuestra, creen ser privilegiadas respecto a las demás, utilizan para apoyar tan insidosa afirmación. Muchas de las necedades que permanecen en el ideario común sobre la Edad Media confiriéndole su mala imagen son producto del desprecio de los humanistas del renacimiento, que retomanban -según ellos- la civilización clásica denostada, decían, por los bárbaros medievales, sin entender que lo que era válido para ellos no era lo absolutamente mejor para todos, y que la civilización medieval representaba una evolución sobre la antigua. Como decía en tono jocoso la prestigiosa medievalista francesa Regine Pernoud, uno no se explica cómo aquellas gentes incultas, beligerantes y apestadas de enfermedades pudieron construir las catedrales.

Para nosotros, esa falsa impresión sobre los tiempos prehistóricos viene de una incorrectas identificaciónes entre el paso del tiempo y los cambios tecnológicos, o entre estos y el grado de sofisticación de una civilización. Una de las ideas preconcebidas que se desechan cuando se comienza el estudio en profundidad de la Historia -y aún más al entrar en la Arqueología-, es que cuanto más atrás se va, menos sofisticación se encuentra. Que los antiguos eran más tontos que nosotros es una de las ideas más nefastas que subtiende nuestra civilización, y me atrevería a decir que por ello así nos luce el pelo. Y nada más lejos de la realidad; es sorprendente lo que se puede llegar a encontrar en las fuentes, y qué decir de las continuas revoluciones en Arqueología donde una y otra vez nuevos e impresionantes hallazgos nos hacen replantear nuestras teoría para, prácticamente en *todos* los casos atrasar las fechas de cuándo empezó la humanidad a tener una idea sofisticada concreta.

Podríamos hablar de ejemplos como el mecanismo de Anticitera, Stonehenge o la fascinante cosmología de los dogones, pero solo me detendré en el hallazgo arqueológico más espectacular de las últimas décadas: Göbekli Tepe. Se trata de un yacimiento en Turquía al que se le atribuye una antigüedad de 11.500 años, compuesto por una sucesión de «templos» que presentan, entre otras cosas, relieves animales. Hasta ahí todo normal, que diría Iker Jimenez. Lo sorprendente es que pertenece a un momento en el que según las teoría tradicionales, y siguiendo la idea de «progreso» que define la filosofía de nuestra civilización, la humanidad estaba haciéndose muy poco a poco sedentaria, con una economía basada en la recolección, y sin agricultura o con una rudimentaria y totalmente incidental. Es decir, que no existía una sociedad compleja y organizada para acometer una empresa tan compleja, y claro, no se tenía ideas sofisticadas.

Y entonces va la Arqueología y encuentra un hallazgo que le da la vuelta al pensamiento ortodoxo tradicional, replanteando las teoría por otras muy distintas que, además, tienen que buscar unas bases menos materialistas. Como ha ocurrido tantas veces, y como ocurrirá muchas más.




En los templos de Göbekli Tepe aparece, en conexión con lo que aquí nos ocupa, una iconografía de «sacerdotes» representados por las columnas, en una especie de danza ritual, asociados a diversa fauna salvaje, algo propio del Paleolítico, pero no del posterior Paleolítico plenamente formado, lo que en consonancia con la economía de transición de la cultura que los levantó, parece indicar que las raíces de la «religión» se hunden mucho más profundamente de lo que la «ortodoxia del progreso» nos permitía pensar, y las culturas de la humanidad han sido sofisticadas desde quién sabe cuándo; probablemente la inteligencia superior busca la sofisticación, y ya os auguro que la próxima revolución -o crisis, incluso- de la ciencia prehistórica será la atribución de un montón de arte a Neandertal.

Y si las culturas, los grupos humanos de la Prehistoria, tenían vidas ricas y sofisticadas, durante los cientos de miles de años transcurridos hubo de pasar de todo; teniendo en cuenta su tecnología, sí, pero de todo. Los mismos procesos históricos desde la invención de la escritura -o desde el neolítico- que una vez abstraidos de contextualizaciones tecnológicas se dan una y otra vez, consustanciales a la humanidad, se habran dado durante la Prehistoria... pero muchas más veces.

¿Posibilidades de la Prehistoria para jugar a rol? Todas. Y más que aún no imaginamos.

Porque el problema es que los prejuicios en que nos han formado nos proporcionan automáticamente la respuesta ortodoxa, condenando nuestra imaginación al reductivismo; así uno no se explica cómo aquellas gentes embrutecidas, que solo cazaban mamuts o se mataban entre sí, pudieron pintar las «catedrales de la Prehistoria».

***

Esta semana he tardado en escribir alguna entrada por estar un poco liado, pues he estado preparándome para este fin de semana, sábao y domingo, en que estaré en los Edge Days dirigiendo partidas de demostración al nuevo juego de rol de Star Wars, que se encuentra acutalmente en fase de playtesting. La próxima semana ya podré tener un ritmo más constante (espero), y a aquellos que asistan a dichas jornadas, ¡allí nos vemos!

9 comentarios:

  1. Habia oido hablar de Catal Huyuk, tambien en Turquia, pero no de estas ruinas, muy anteriores. Como dices la Arqueologia nos obliga a replantearnos las ideas preconcebidas y topicas...
    Como en mi caso favorito, las ruinas de Garama...

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  2. ¿Me permites una sugerencia? quizas cambiar la imagen de fondo de vez en cuando, por ejemplo por una en la que aparecieran humanos. El paisaje lleno de animales esta bien, pero en algun momento, sobre todo cuando empieces a hablar de creación de Personajes, creo que vendrian bien imagenes con las que los potenciales jugadores se pudieran identificar..

    Lo dicho es solo una opinion y una sugerencia.

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    1. Puedes hacer las sugerencias que te vengan en gana, esta es tu casa.

      Por supuesto, mejorar la imagen del blog es algo pensado desde el principio, ya que lo que ves es solo provisional.

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  3. Un artículo que se me antoja, una vez leído, fundamental para todo aquel que precise de interés a la hora de hacerse con el juego. Somos observadores de la Historia, y las condiciones objetivas, que diría Marx, no son tan estáticas como este pensaba. Todo es evolución y cambio. Todo debe ser revisado y tomado en una conciencia clara de aceptación de la duda y la superación, esto es: los ritmos evolutivos fueron constantes, por mucho que nos enseñen que hubo épocas en las que estos bajaron su nivel.

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    1. ¡Me encanta contar con gente tan instruida! :)

      Claro que yo no puedo ser tan técnico en mis entradas, so pena de espantar a la gente. XD

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  4. Estoy de acuerdo en que basta con abrir un poco nuestra mente para descubrir las posibilidades que ofrece este mundo. Para aquellos que tienen dudas, les recomiendo la serie de libros "Hijos de la Tierra", de la autora Jean M. Auel, donde cuenta de modo fascinante la posible forma de vida de los humanos y neandertales a través de los ojos de una niña pequeña que va haciéndose adulta a finales del Pleistoceno (25000 a 35000 a.C.). A mí me tiene enganchada desde hace años, y actualmente me queda por leer el sexto y último libro.

    De Regine Pernoud tengo un estupendo librito titulado "¿Qué es la Edad Media?". Me lo regaló mi hermana cuando estaba en el instituto, hace ya más de diez años, pero aún lo conservo con mucho cariño. Desmiente bastantes ideas absurdas que se dan por seguras cuando te enseñan historia medieval.

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    1. Sí, el libro de Pernoud es uno de mis libros de cabecera, y es precisamente al que aludo en el texto de la entrada. ;) Imprescindible.

      Los de la Auel nunca me ha dado por leerlos, pero me temo que ahora ya no me queda otra... XD

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  5. Creo que tienes mucha razón, a pesar de estar muy estereotipado este periodo también puede ofrecernos otras facetas muy interesantes y huir un poco de el concepto de salvajes, desde luego eran gente tremendamente ingeniosa consiguieron realizar construcciones, tallas, pinturas... con unos medios extremadamente limitados. De todas formas jugar a esta ambientación también puedes esperar un poco de esta condición salvaje que se atribuye a esta época, habría que intentar encontrar un equilibrio entre ambas para cubrir todas las posibilidades.

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    1. Hombre, tendrías que definirme un poco más que entiendes por «salvaje», pero por lo pronto creo que con imponer a los jugadores por medio de las mecánicas del juego la (relativa) dureza de las condiciones prehistóricas es suficiente. A partir de ahí todo grupo homínido establece unas relaciones sociales nada salvajes, estrategia evolutiva que nos ha hecho tan exitosos. Aunque suena ridículo cuando uno ve las noticias... :P

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