Desde luego que tan interesantes como los libros científicos, divulgativos o ya más duros, son las obras de ficción ambientadas en la Prehistoria, especialmente cuando lo que nos ocupa es contar historias, o «vivirlas», como es el caso de los juegos de rol. Por supuesto las obras de ficción incluyen cómics, que tienen un especial atractivo. Neandertal, de Roudier, destaca además por su belleza.
El francés Emmanuel Roudier es un artista gráfco con una enorme afición a la Prehistoria, de la que se ha convertido en todo un erudito. Además de esta su magnum opus es quizás más conocido, al menos entre los jugadores de rol, por ser el autor de Würm, un interesante juego que trata de partir de la base científica conocida para ofrecer las posibilidades aceptadas y aceptables que hagan volar la imaginación en aventuras roleras, de la misma forma que Pleistoceno, aunque limitándose solamente al último período glacial, y con especial énfasis en los Neandertales tan queridos para Roudier. Volveremos sobre el juego en cuanto le haya podido echar un buen vistazo y de paso adquirir una nueva habilidad, el francés leído (al menos), otra más entre las muchas habilidades que habré desarrollado en la confección de Pleistoceno, que acabarán incluyendo hasta la maquetación.
En Neadertal vemos reflejados a los individuos de esta especie de una forma respetuosa y compleja, muy alejada de los prejuicios chauvinistas que aquejan la concepción de la misma incluso -o especialmente- en amplios sectores de la comunidad científica. La vida de los personajes es compleja, y sus historias son complejas; el resultado es una narración que puede haberse daod en otro tiempo y lugar, con ecos de épicas y hasta de Shakespeare, reafirmando lo que venimos diciendo en este blog desde un principio: las posibilidades de historias en la Prehistoria son las mismas que para cualquier otra ambientación, adaptadas a sus particulares, y me atrevería a decir estimulantes, idiosincrasias.
La historia de Laghu, del clan de los torsos rojos, compartida con el resto de clanes limítrofes que irá conociendo, conforma finalmente una leyenda, núcleo de cualquierciclo mitológico, pero sin embargo no es ninguno que haya llegado hasta nosotros siguiendo el cliché de que toda leyenda está basada en un algo real, sino que es una entre las muchas que aparecerán y desaparecerán, dejándo paso a otras a lo largo de los milenios, las infinitas historias de la Prehistoria.
La maestría artística de Roudier es sobresaliente. Sus dibujos de corte casi realista son de una perfección pasmosa, y el autor se centra en el paisaje, al estilo del comic japonés, como un personaje más que en las historias de la Prehistoria es especialmente importante por su extraordinaria belleza. Los rasgos de los neandertales son quizás un poco exagerados, pero Roudier les imbuye de personalidades exáctamente iguales a las nuestras, los hombres anatómicamente modernos, de forma que se puede apreciar su hermosura. Por otra parte está repleto de detalles que al lector casual le enriquecerán el mundo al que se está asomando, y que serán la delicia del iniciado en la Prehistoria, puesto que el autor refleja aquí y allí teorías aceptadas y sus propias conjeturas en pequeños lugares a lo largo de la obra.
Como ya se ha dicho, el guión es una buena historia, máxime al estar perfectamente imbricado en el mundo prehistórico, ese mundo que algunos creen árido y esteril. Las aventuras de nuestros protagonistas les llevarán a realizar logros que solo se han concedido a los humanos anatómicamente modernos, implicando que el neandertal igual de inteligente y capaz, si no quien nos lo enseñó todo, y se producen algunas inevitables concomitancias con la famosa película de Jean Jacque Annaud, En busca del fuego. Hay incluso un momento hacia el final, donde se produce una escena de forma plausible para la Prehistoria, que refleja claramente las epopeyas de posteriores épcoas mucho más avanzadas.
El punto quizás más polémico es el uso del lenguaje; Roudier advierte que utiliza un lenguaje moderno por respeto, por tratar de no discriminar, a los neandertales, decisión correcta, que en cualquier caso en algunos puntos resulta ser extremadamente moderna, aunque personalmente desconozco si se trata de un problema en el original, o quizás en la traducción.
Neandertal es una auténtica obra maestra del cómic en todos los sentidos, y especialmente recomendable para los que estéis leyendo este blog, precisamente por estar leyéndolo. El perfecto reglao de reyes, hoy que aún se está a tiempo. No podrá quejarse Roudier , que le estamos haciendo publicidad desde este blog.
Aunque se digan bibliográficos, estos viernes son necesariamente para hacer referencia a todo lo mediático en relación con la Prehistoria. Y siguiendo con los neandertales, me hago eco de este curioso descubrimiento que he hecho recientemente en el muy recomendable blog de John Kenneth Muir, simpar crítico de cine fantástico en todas sus vertientes.
Se trata de una serie emitida en la temporada de 1974 a 1975, llamada Korg: 70,000 B.C., y cuyos protagonistas son... una familia de neandertales. Supuestamente, proclamaba, se basaba en teorías y suposiciones de la época, para ofrecer un relato de supervivencia, valores familiares, buen rollo y paz en la tierra. Y no lo digo con sorna, porque es perfectamente posible que los neandertales se llevasen entre ellos mejor que nosotros entre idem. Bueno, un poco de sorna sí, porque ya imagino el tipo de moralina sobre la familia que metieron con calzador.
Poco más puedo contar de la serie que lo leído en el blog de Muir, aparte de que ha salido recientemente en los Estados Unidos para DVD, y que en mi afán investigador -todo sea por Pleistoceno- trataré de ver, y comentar.
¡Ugh!
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